La idea suena un poco descabellada, pero cada vez hay más ejemplos de personas que reducen sus formas y hábitos de consumo hasta la más mínima y consciente expresión con el fin de eliminar casi al máximo su impacto sobre el planeta Tierra. Esa es la historia de Bea Johnson, una francesa que vive en Estados Unidos, pero que desde hace más de siete años ha implementado ciertos cambios en su manera de aproximarse al mundo y ha educado a su familia para hacer lo mismo. Lo primero que hicieron fue mudarse a una casa más pequeña y a la vez deshacerse del 80% de sus bienes, entre los cuales también se despidieron del segundo automóvil. Cuando van a comprar algo, lo hacen a granel y en vez de pedir bolsas del supermercado, llevan frascos o morrales de tela reutilizables. La ropa que usan es de segunda mano y cada integrante de la familia no llena más de una sola maleta con todas sus pertenencias. Esta familia ha sintetizado su filosofía en cinco principios: rechaza lo que no necesites, reduce lo que sí necesitas, reutiliza lo que consumes, recicla lo que ya usaste y con el resto has composta. Ojo, no se trata de llevar una vida incómoda, sino de ser mucho más responsable y consciente del impacto que tiene cada una de tus decisiones en el planeta. Tampoco tienes que ir a un extremo y despedirte de tu patrimonio, pero sí cuestionarte más de una vez antes de comprar cualquier cosa si en realidad la necesitas y qué será de ella una vez que sí decidas comprarla y luego desecharla. Esta forma de pensamiento la puedes trasladar a todas tus actividades: a tu forma de comer, bañarte, desplazarte, entretenerte, vestirte y hasta viajar. Esperamos que este ejemplo pueda inspirarte a llevar un estilo de vida con tu peque y el resto de tu familia de una manera más inteligente y ecológica. ¡Gracias por compartir esta información y por ser parte de la Generación BioBaby! |
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