El efecto de la natación en los bebés es asombroso, favorece el desarrollo motriz, la coordinación, el tono muscular, la capacidad pulmonar, la seguridad en sí mismos y la relajación. De ahí nace la idea de una actividad de estimulación acuática que, además, fortalezca el vínculo afectivo con sus padres, se le conoce como matronación.
A los seis meses de edad el bebé podrá iniciarse, ya que el sistema inmunológico se encuentra preparado para enfrentar el ambiente acuático y se evitarán otitis y resfriados. Además, a esa edad, cuenta con los reflejos necesarios para adaptarse al agua.
La matronación aporta, a la clásica enseñanza de la natación, el fortalecimiento de las relaciones emocionales entre los padres y el bebé, porque son papá o mamá quienes entran a la alberca y, guiados por el instructor, enseñan a su bebé cada uno de los movimientos.
Se considera que la experiencia dentro del agua aumenta la sensación de libertad, impulsa el desarrollo de las emociones positivas, la confianza en los otros y en sí mismo, motiva a la acción y a superar los temores, además de desarrollar en el bebé una destreza para la supervivencia.
El desplazamiento en el agua produce un movimiento continuo y tridimensional, ampliando el repertorio motor, ya que la natación incluye el desplazamiento en un medio distinto, la coordinación de cabeza, cuello, brazos, manos, torso, piernas y pies, aunados a la respiración.
La actividad en el agua mejora el apetito, beneficia al sistema digestivo y al sistema cardiorrespiratorio, optimizando el funcionamiento de los órganos y, por tanto, se obtiene una mejor condición física.
El contacto con el agua será relajante para los padres y para el bebé, todos dormirán tranquilos y satisfechos por una deliciosa actividad compartida.
Se sugieren ciertas precauciones cuando el bebé se va a iniciar en el mundo acuático:
★El agua de la alberca debe tener una temperatura agradable, estar limpia y destinada a la actividad exclusiva de las clases de natación o matronación para bebés.
★Evita colocarle flotadores porque cuando no los tenga, puede arrojarse al agua pensando que flotará. El bebé debe saber que sólo estará seguro en los brazos de papá, mamá o el instructor, hasta que aprenda a flotar por sí mismo.
★Corta y pule sus uñas para evitar que se rasguñe o lastime los ojitos al intentar quitarse el agua de la cara.
★Cambia el pañal por un calzón desechable para natación y asegúrate que el traje de baño le permita moverse con facilidad.
★En cuanto salga del agua cúbrelo con una batita o una toalla, el cambio de temperatura, además de enfriarlo, le producirá una sensación desagradable.
★Báñalo después de la natación para retirar el cloro de su piel.
Iniciar al bebé en el mundo acuático le proporcionará beneficios físicos y psicológicos inmediatos, más adelante tendrá tiempo de aprender a nadar.
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