El amor de mamá es un mágico bálsamo que repara
cualquier raspón en la autoestima y previene los ataques de miedo y soledad. Sentir
la textura de la Tierra, brincar bajo la lluvia, acariciar el lomo de un caballo,
extender la mano para que se pose una mariposa, nos da felicidad y la dicha
produce endorfinas y muchas más substancias relacionadas con la salud.
La especie
humana no surgió dentro de una caja de hormigón y tanto el diseño de nuestra
anatomía como el pasado evolutivo, requieren del contacto con el mundo natural
para mantenerse en forma. En las ciudades y por el tipo de actividades que
debemos desempeñar, nos vemos obligados a permanecer aislados de lo que es
nuestro verdadero entorno.
Pueden pasar
semanas sin que nuestros pies caminen sobre la tierra o sobre el pasto. En las
escuelas se ahorran los jardines y en su lugar han diseñado patios cuyo piso es
de cemento o concreto. En algún rincón les colocan un arenero y los árboles son
un motivo ornamental al que no pueden acercarse. En las casas, los padres
acondicionan un cuarto de juegos y en su mayoría son juguetes de plástico.
Crecen tan
alejados de la naturaleza que como actividad, en todas las escuelas, está el
sembrar un frijol en un algodón húmedo, para que los niños se maravillen al
verlo germinar.
Volver los ojos
a la naturaleza no debe ser un día al año, cuando se le festeja, sino un
ejercicio cotidiano, porque el amor al medio ambiente natural se convierte en
cápsulas de felicidad y se traduce en armonía emocional y física para todos
nosotros.
Nos ocupamos de
la salud y del bienestar, nos ocupamos de apoyar a la nueva generación de mamás
interesadas en una vida plena, de ahí las reflexiones y las sugerencias.
No renuncies a tu vida. Involucra a tus
pequeños en aquellas actividades que te hacen feliz y dentro de ellas incluye
cápsulas verdes, como los paseos al aire libre, el diseño de un espacio en tu
casa para un huerto con hierbas aromáticas, o un pasillo con flores. Explícales
a los pequeños que además de las actividades compartidas , hay otras exclusivas
para mamá.
Iníciate en el camino de la
superación personal. Como mamá, apoyar el desarrollo de tus
hijos es una labor importantísima, tanto como lo es tu propio camino de
superación. Destina un horario a estudiar, practicar un deporte, leer, escuchar
música o todo aquello que te hace sentir mejor persona. Ser mujer y ser mamá no
están separados, todo lo contrario, se complementan y enriquecen.
No tengas miedo. La
crianza es sencilla cuando la llevas a cabo con amor, atención y respeto. La
paciencia es esencial, no lo olvides, encontrarás
la paz y el equilibrio necesario si te acercas a la naturaleza. Si no tienes el
tiempo puedes conseguir música relajante con los sonidos del campo, el mar, o
el canto de las ballenas.
Recuerda
que la naturaleza nos da cápsulas de felicidad, enséñale a tus hijos a
obtenerlas y tú, busca en ella la paz y la fuerza necesaria para lograr una
vida plena.
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