martes, 30 de junio de 2015

El corazón del hogar

El corazón del hogar lo forman todos por igual: papá, mamá y el o los pequeños. Ese corazón debe tener un latido rítmico y constante para conseguir la armonía y el buen funcionamiento del núcleo más importante que tienen todas las sociedades del planeta: la familia.

Los principales ingredientes son la comunicación positiva y la congruencia en la educación de los pequeños. Hemos hablado acerca de la mirada ambientalista, los ecosistemas, la sustentabilidad y ahora pensemos en el hogar como un organismo viviente que requiere de la misma preservación que la naturaleza que lo rodea.

En la familia se aporta la enseñanza de los valores esenciales, las relaciones afectivas y los modelos de comportamiento, de la misma manera que el suelo fértil provee de materia mineral, materia orgánica, agua, aire y una población viva compuesta por diversos microorganismos. De esa manera, la semilla fructificará, la planta crecerá sana, alcanzará la madurez y dará frutos.

En la naturaleza, las plantas se ven influenciadas por los efectos del medio ambiente, al igual que el pequeño cuando asiste a la escuela. Los centros escolares son una poderosa influencia en donde el niño se alimentará intelectualmente y desarrollará las destrezas cognitivas, sociales y motrices.

Una tercera influencia, tanto en las personas como en la naturaleza, es la cultura. Por medio de la cultura será condicionado dentro de un sistema de creencias sociales y desarrollará una gama de comportamientos. Sin embargo, el corazón del hogar deberá modular y coordinar todos los aprendizajes del niño, tal y como funciona la tierra fértil.

Los cultivos enclavados en una tierra rica en nutrientes, serán más resistentes a los cambios del clima, la contaminación, las plagas de insectos. El agricultor, entonces, podrá compararse a los padres que estarán atentos a cualquier cambio que pudiera dañarlos. De ahí que mientras los hijos fortalecen su mundo interno y sus emociones, deban trabajar conjuntamente con los educadores y vigilar de cerca las amistades, los juegos, los paseos, los intercambios con amigos y familiares.

Ningún agricultor permite la entrada de extraños a sus campos de cultivo. La razón es evidente, podrían causar un desastre si pisan las incipientes matas o cortan prematuramente los frutos. Algunos lo harían por accidente, otros con la idea de perjudicar. Lo mismo puede suceder en el corazón del hogar con dos potenciales agentes de riesgo: la televisión y el internet. Así como el granjero no permite extraños en su hortaliza, tampoco papá y mamá deben permitir que el pequeño vea libremente y en exceso la televisión, haga uso del IPod sin supervisión o sea cuidado por extraños a los valores familiares.

Los hijos son lo más importante en la vida de los padres, el corazón del hogar debe proveerles los recursos emocionales y materiales suficientes para un desarrollo armónico. Actuará como el suelo fértil que permitirá a la simiente echar raíces fuertes y profundas, preparadas para afrontar cualquier eventualidad.





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