viernes, 21 de agosto de 2015

La reducción de la huella ecológica


La huella ecológica es un indicador biofísico que cuantifica el impacto ambiental producto de la actividad humana. A través del análisis estadístico se puede llegar a una aproximación de la demanda de recursos naturales, por parte de los seres humanos, y la capacidad ecológica de la tierra para brindar y regenerar esos recursos. 

La huella ecológica se posiciona a nivel internacional como un indicador de sostenibilidad. Desde hace años, el Producto Interno Bruto (PIB) se empleó a nivel mundial como un indicador económico; los actuales desafíos exigen completar la información brindada por el PIB y así implementar políticas económicas, gubernamentales y sociales que refrenden el compromiso por la preservación del medio ambiente y el bienestar de las sociedades.

A lo largo de su vida, cada ser humano requerirá de una superficie ecológicamente productiva para satisfacer su demanda de recursos. También necesitará de un espacio que absorba los residuos que genera.

A través de la huella ecológica se puede estimar la demanda de recursos y si el impacto de la vida humana sobre la tierra es sustentable en el presente y a futuro. El indicador se basa en las siguientes premisas:
Cualquier bien o servicio fabricado requiere de un flujo de materiales y energía. Pudieran provenir directamente del sol, la Tierra, el agua o el viento, o de sistemas ecológicos. 
Son indispensables los sistemas ecológicos capaces de absorber o transformar los residuos generados en cualquier tipo de producción.
Las viviendas, industrias, comercios y demás estructuras requieren de un espacio y su multiplicación reduce las superficies de ecosistemas productivos.

La huella ecológica tiene sus límites y se complementa con la biocapacidad, un concepto que indica los recursos disponibles, es decir, la superficie biológicamente productiva y utilizable. Al comparar la oferta con la demanda se tendrá un panorama más claro acerca de la sustentabilidad y las acciones que reduzcan la huella ecológica.

Son diversas las posturas con respecto a las gestiones que deben llevarse a cabo para disminuir la huella y no vernos en la necesidad de conseguir de inmediato uno o dos planetas más que puedan estar a nuestra disposición.

Los datos indican que las ciudades ocupan el 2% de la corteza terrestre. El 50% de la población mundial vive en ellas. La propuesta de Carlo Ratti es interesante puesto que el mensaje reside en cambiar la dinámica de las ciudades y optimizar la manera de vivir en ellas. Imagina a los habitantes de la enorme urbe mexicana dispersarse en pequeños poblados y el costo en recursos que eso significaría. Imagina ahora que se realicen las acciones necesarias que lleven a optimizar la vida en la ciudad. Una ciudad sensible, es el término que emplean, en la cual se aplique la tecnología existente en el transporte público, en la detección y solución de problemas, en el abasto de energía, de agua; en el manejo de los residuos y la reutilización y reciclaje. Ratti trabaja en dotar a las ciudades de una capa digital para alertar de los problemas de movilidad, derroche de recursos, etc., y actuar antes. Este mismo modelo puede aplicarse en la agricultura, la agronomía, etc.

Rehacer el planeta es una utopía, realizar las gestiones necesarias para optimizar la infraestructura actual es una realidad. En casa inicia con el máximo aprovechamiento de tus recursos y evita el dispendio. Esta es quizás la fórmula más realista para disminuir tu huella ecológica. 






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