Las mascotas y los niños son inseparables, o al menos eso desean
los pequeños que muestran inclinación y curiosidad hacia la mayoría de los
animales. La convivencia con un animal trae grandes beneficios, antes de
decidir, papá y mamá deben plantearse las razones por las cuales desean
integrar una mascota a la familia.
Al seleccionar tomen en consideración:
Es un ser vivo que se convertirá en el compañero de juegos del
niño y con seguridad también de papá y mamá. Necesitará de alimento, un lugar
para dormir, hacer sus necesidades y del espacio suficiente para moverse y
correr, porque todos los animales son activos.
Requerirá de un veterinario que controle las vacunas, lo
desparasite e intervenga en caso de enfermedad.
Necesitará de educación para lograr una convivencia armónica con
la familia, ya sea mediante un adiestrador, o directamente de papá o mamá.
La mascota crecerá y se convertirá en un adulto mucho antes que el
niño, de ahí que se considere su talla, peso y carácter.
Todos los cachorros son tiernos y nos despiertan el impulso de
protegerlos y tenerlos en brazos. Al crecer, las mascotas se comportan de manera
diferente a cuando eran crías. De ahí que se sugiera consultar de antemano los
rasgos de carácter de cada especie, comprobar que sean compatibles con los
niños y fáciles de entrenar.
Quizás la palabra clave sea: “convivir”. Pez, tortuga, hámster,
gato, conejo, pájaro, no cubren el requisito de jugar y socializar, de ahí que
se considere al perro como la mascota ideal. No todas las especies caninas son
adecuadas para los niños por requerir de mucho espacio, precisar de excesivo
cuidado con el pelaje, ser muy frágiles y algunas no toleran a los pequeños.
El perro de talla chica o mediana es el más popular, puesto que es
sencillo tenerlo dentro de la casa, pasearlo, alimentarlo y asearlo. Si desean
mantenerlo en el patio o el jardín, consideren que el niño le abrirá la puerta
al primer descuido. ¡Una mascota es para jugar y acompañar!
Con el paso de los días el perro se adueñará de los espacios, de
ahí la conveniencia de mantenerlo limpio, con la vacuna anti pulgas y
desparasitado. Con esas simples precauciones no habrá de qué preocuparse.
El perro será una escuela viviente. Para los bebés, la experiencia
de estimulación táctil, el olor y descubrir las diferencias con la especie
humana será gratificante. Puesto que responden de inmediato a las caricias y el
cariño de sus amos, ayudará al niño a expresar emociones, le desarrollará
seguridad en sí mismo y en sus relaciones con el medio ambiente.
Es conveniente incluir al niño en la atención de la mascota: limpieza, alimentación y
entrenamiento, así desarrollaremos la responsabilidad, comprenderá la
importancia de cuidar a un ser vivo, asimilará las reglas básicas de
convivencia y comunicación no verbal.
El llevarlo de paseo lo motivará a correr, saltar y jugar a la
pelota con el perro manteniéndolo lejos del sedentarismo, puesto que será más
divertido jugar con el cachorro que con el videojuego.
Convivir con un animal refuerza el sistema inmunológico, disminuye
el estrés, produce estados de felicidad e introduce al niño al mundo de la vida
animal y el cuidado de la naturaleza.
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