Los
niños tienen derecho a crecer y desarrollarse en un ambiente enriquecido, en el
cual disfruten de paz y seguridad. En la búsqueda de historias inspiradoras
están las de la joven paquistaní Malala
Yousafzai, Premio Nobel de la Paz 2014, por su labor a favor del derecho de los
niños a la educación y la de Severn Suzuki que en 1992 se pronunció en la
Cumbre de la Tierra de las Naciones Unidas, con tan solo 14 años de edad.
Malala
recorrió un penoso camino puesto que en su sociedad, los niños y las mujeres
sufren debido a la opresión de las creencias, y no gozan de los derechos
humanos básicos, como es la educación y un entorno de paz y de respeto. En el
2012 un grupo de talibanes disparó a Malala hiriéndola mortalmente en la
cabeza, por defender su derecho a la escolarización. Su recuperación fue larga
y milagrosa. Lejos de atemorizarla, la joven de 15 años decidió continuar su
labor a favor de los niños y las niñas.
“Los
niños y las niñas deben ir a la escuela y no ser explotados financieramente”,
señala. Una reflexión en apariencia obvia, sin embargo, el 6 de noviembre se
dedica al Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio
Ambiente y los Conflictos Armados y basados en el hecho de que la educación es
la clave para lograr los cambios sociales que lleven a la preservación de la
Tierra y el respeto a todos los seres vivientes, el discurso de la joven Malala
merece una reflexión. Si se desea una mejor vida para los niños y un cambio en
el planeta, debemos enfatizar en el derecho a una educación de calidad, en la
que se resalten los valores del respeto y la protección de toda forma de vida.
Hemos
señalado la importancia de ser racionales con el uso del agua, la energía
eléctrica y los combustibles; de la aplicación de las 3R en el hogar. De
colaborar para evitar que la basura llegue a la calle, los ríos y el océano.
También los gobiernos llevan a cabo campañas que regulan las industrias,
sistemas de protección que eviten los incendios forestales y la deforestación. Dentro
de todas las acciones conjuntas se debe señalar el profundo daño que causan los
conflictos armados, tanto al medio ambiente como a las personas.
Poco
se habla en los blogs dedicados a la educación infantil, puesto que es una temática
difícil de digerir, sin embargo consideramos que la Premio Nobel de la Paz,
Malala Yousafzai, plantea una de las estrategias más poderosas con las que el
ser humano cuenta: la educación.
Severn Suzuki fundó en su escuela, en
Canadá, la Organización Infantil del Medio Ambiente. Vanessa Suttie, Morgan
Geisler, Michelle Quigg y Severn recaudaron el dinero para asistir a la ONU y
decir a los adultos que debían cambiar su forma de vida y de actuar. “Perder mi
futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de
valores. Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir.
Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos
lloros siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por los incontables animales
que mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. No
podemos soportar no ser oídos”.
Si
los niños son educados dentro de una filosofía ambientalista, de cuidado y amor
hacia lo que nos rodea, la prosperidad y la paz serán consecuencias lógicas.
Cada niño tiene derecho a la educación y a un ambiente de paz enriquecido, cada
niño aprovechará los recursos dependiendo de las habilidades personales con las
que cuente y el esfuerzo que imprima. Al llegar a la adolescencia habrá diferencias
entre ellos, sin embargo, persistirán los valores. Malala y Severn son unas de
las cientos de voces infantiles que nos piden el cambio de actitud.
Contar
a los niños historias que inspiran, será una actividad que podrán disfrutar en
familia. Hay relatos verdaderos que muy bien pueden substituir los
imaginativos. Pregunta luego a tus hijos que ideas tienen acerca del cuidado
del medio ambiente. Te sorprenderás.
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