lunes, 16 de marzo de 2015

Agua saludable gota a gota


Agua saludable es vida y podemos contribuir para tenerla al alcance de todos. Si analizamos gota a gota la información encontraremos que México es el mayor consumidor de agua embotellada y refrescos. La razón es sencilla: no contamos con agua potable y beber agua del grifo o de la llave supone un gran riesgo para la salud.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), reporta que cada año, más de dos y medio millones de niños enferman por el consumo de agua contaminada. Infecciones intestinales, amebiasis intestinal, hepatitis A, salmonelosis, paratifoidea y fiebre tifoidea amenazan de manera continua, en especial, durante la época de calor. Es entonces explicable que los mexicanos, al no tener agua potable al alcance, prefieran consumir productos embotellados con alto contenido de azúcares, propiciando el sobrepeso, la obesidad y el riesgo de diabetes.
Una de las estrategias propuestas es la instalación de bebederos con agua potable, tanto en escuelas como en parques públicos. Mientras las promesas se hacen realidad, los padres de familia pueden llevar a cabo una serie de medidas, para disminuir el impacto del agua contaminada en la salud de la familia.
 Limpieza de cisternas y tinacos. La calidad del agua depende del suministro de la zona en la que vivimos, pero las condiciones del almacenamiento corresponden a quién habita la casa. Los depósitos requieren ser lavados y desinfectados cada cuatro meses. En agua estancada o expuesta al ambiente se reproducen con rapidez bacterias e insectos nocivos para la salud, que irán a través de la tubería hasta el cepillo dientes de mamá, o la piel del bebé. Por tanto, la desinfección consiste en eliminar los patógenos presentes en el agua y prevenir que de nuevo se reproduzcan en los sistemas de distribución. Puedes emplear periódicamente las pastillas de cloro especiales para las cisternas o tanques de almacenamiento. En el empaque encontrarás las instrucciones de uso.
 Potabilizar el agua para el consumo. El método más eficaz es a través de hervir el agua. Las bacterias mueren o se inactivan cuando el agua alcanza el punto de ebullición (100ºC). Se recomienda mantener la ebullición por cinco minutos. Tapar el recipiente, dejar enfriar, poner el recipiente en un lugar fresco y mantenerlo cubierto para evitar que el agua se contamine. Para reducir el sabor, se recomienda cambiarla a otro recipiente debidamente desinfectado y adicionar una pizca de sal por cada litro de agua. Cuando el agua hervida se guarde en una botella, se deberá tener cuidado que el nuevo recipiente se encuentre limpio y esterilizado.
 El cloro es un efectivo desinfectante pero no elimina los virus del agua contaminada y el cryptosporidium, por lo que se recomienda filtrar el agua antes de clorarla. Podemos encontrar el cloro en pastillas o en soluciones. Después de aplicarlo debe mezclarse bien y dejar que repose por 30 minutos antes de consumir el agua.
Recuerda que el agua saludable es vida y una gota contaminada representa enfermedad. Los bebés y los niños son los más frágiles, cuídalos tomando las medidas necesarias.


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