lunes, 30 de marzo de 2015

Enseñar el respeto a la Madre Tierra

La Madre Tierra no es un término que se haya puesto de moda, todo lo contrario, en las culturas antiguas se le consideró sagrada, porque de ella había surgido la vida, a través de ella se alimentaban y a ella regresarían. Por medio de danzas, cantos y relatos de historias enseñaban a los niños a venerarla, los abuelos sabían que la supervivencia humana dependía de la salud de la Tierra.
El aprendizaje cada vez es más complejo, en él intervienen un receptor (aprendiz) y varios emisores de información. En la naturaleza, el hogar, la calle y la escuela, se encuentran las personas y los elementos que actúan como emisores de información. La suma de los intercambios enriquecen o empobrecen la adquisición de conocimientos. Esto ilustra de forma general la manera en la que aprendemos.

Veamos como funciona. De la información recibida, similar a una cascada cayendo sobre nosotros, el cerebro selecciona la parte que le interesa e ignora el resto. El filtro empleado depende del estilo personal de aprendizaje que puede ser visual, auditivo o kinestésico. Entonces, el cerebro organiza los datos que le interesan para ser empleados después y de una manera determinada.

Mayormente, los pequeños aprenden imitando aquello que les llama la atención, de ahí la importancia por despertar su interés hacia las áreas del conocimiento, que le llevarán a enriquecer los datos acumulados en su mente.

Por esas razones, enseñar el respeto hacia la Madre Tierra debe comenzar desde las primeras etapas de la vida. Así, paulatinamente y de manera natural, el niño se inclinará por las actividades al aire libre, la comida sana y el cuidado de su medio ambiente.
Tenemos algunas sugerencias:

Acostumbra a tu pequeño a sentirse parte de su entorno, haciéndole disfrutar de las plantas, árboles, insectos, pájaros, mascotas y muéstrale las diferentes maneras de convivir con ellos.

Hazle consiente del cuidado medioambiental, comentándole que se debe evitar la contaminación, porque la Tierra es un enorme hogar habitado por seres vivos de todos los tamaños y colores imaginables. Puedes incluir dibujos, documentales o libros para niños, en los que se traten estos temas.

Pon a su alcance experiencias, a través de las cuales, pueda relacionarse directamente con la naturaleza y comprenda qué es la lluvia, el viento, el sol, la sequía, los temblores, las tormentas o el porqué debe cuidarse cuando el volcán emite cenizas.
Enséñale a valorar el trabajo de las personas que se encargan de mantener limpia y organizada su ciudad y explícale que él puede colaborar colocando la basura en su lugar y respetando las zonas verdes como parques y jardines públicos.
Llévale con frecuencia al zoológico, al parque botánico o al campo, y explícale todo lo que esté a tu alcance, acerca de la función que cada ser vivo tiene en este planeta y que algunas plantas o animales pueden hacernos daño, aunque sean importantes dentro del ecosistema.
La educación ambiental forma parte de la enseñanza de los valores primordiales, un niño que aprendió a respetar el medio ambiente, será capaz de cuidarse a sí mismo y desarrollará el respeto hacia la Madre Tierra y hacia todos los seres que la habitamos.

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