La Madre
Tierra no es un término que se haya puesto de moda, todo lo contrario, en las
culturas antiguas se le consideró sagrada, porque de ella había surgido la
vida, a través de ella se alimentaban y a ella regresarían. Por medio de
danzas, cantos y relatos de historias enseñaban a los niños a venerarla, los
abuelos sabían que la supervivencia humana dependía de la salud de la Tierra.
El aprendizaje cada vez es más complejo, en él intervienen un
receptor (aprendiz) y varios emisores de información. En la naturaleza, el
hogar, la calle y la escuela, se encuentran las personas y los elementos que
actúan como emisores de información. La suma de los intercambios enriquecen o
empobrecen la adquisición de conocimientos. Esto ilustra de forma general la
manera en la que aprendemos.
Veamos como funciona. De la información recibida, similar a una
cascada cayendo sobre nosotros, el cerebro selecciona la parte que le interesa
e ignora el resto. El filtro empleado depende del estilo personal de
aprendizaje que puede ser visual, auditivo o kinestésico. Entonces, el cerebro
organiza los datos que le interesan para ser empleados después y de una manera
determinada.
Mayormente, los pequeños aprenden imitando aquello que les llama
la atención, de ahí la importancia por despertar su interés hacia las áreas del
conocimiento, que le llevarán a enriquecer los datos acumulados en su mente.
Por esas razones, enseñar el respeto hacia la Madre Tierra debe
comenzar desde las primeras etapas de la vida. Así, paulatinamente y de manera
natural, el niño se inclinará por las actividades al aire libre, la comida sana
y el cuidado de su medio ambiente.
Tenemos algunas sugerencias:
✓Acostumbra a tu pequeño a sentirse parte de su entorno, haciéndole
disfrutar de las plantas, árboles, insectos, pájaros, mascotas y muéstrale las
diferentes maneras de convivir con ellos.
✓Hazle consiente del cuidado medioambiental, comentándole que se
debe evitar la contaminación, porque la Tierra es un enorme hogar habitado por
seres vivos de todos los tamaños y colores imaginables. Puedes incluir dibujos,
documentales o libros para niños, en los que se traten estos temas.
✓Pon a su alcance experiencias, a través de
las cuales, pueda relacionarse directamente con la naturaleza y comprenda qué
es la lluvia, el viento, el sol, la sequía, los temblores, las tormentas o el
porqué debe cuidarse cuando el volcán emite cenizas.
✓Enséñale a valorar el trabajo de las
personas que se encargan de mantener limpia y organizada su ciudad y explícale
que él puede colaborar colocando la basura en su lugar y respetando las zonas
verdes como parques y jardines públicos.
✓Llévale con frecuencia al zoológico, al
parque botánico o al campo, y explícale todo lo que esté a tu alcance, acerca
de la función que cada ser vivo tiene en este planeta y que algunas plantas o
animales pueden hacernos daño, aunque sean importantes dentro del ecosistema.
La educación ambiental forma parte de la
enseñanza de los valores primordiales, un niño que aprendió a respetar el medio
ambiente, será capaz de cuidarse a sí mismo y desarrollará el respeto hacia la Madre
Tierra y hacia todos los seres que la habitamos.
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