En la Asamblea General de la ONU, en 1985, se decidió dedicar el
primer lunes de octubre para celebrar el Día Mundial del Hábitat. También se
creó una agencia especializada en la gestión y el desarrollo integral de los Asentamientos
Humanos.
El espacio que reúne las condiciones apropiadas para que viva, se
desarrolle y se reproduzca un organismo, una especie, o una comunidad animal o
vegetal, se considera un hábitat.
Cada especie requiere de condiciones específicas y de ahí que
existan una enorme variedad de hábitats. El hábitat es un concepto mucho más
amplio que el de vivienda, nido o guarida, puesto que también incluye el
espacio natural que garantiza el alimento y el esparcimiento.
En el caso de los seres humanos, capaces de adaptarse en ambientes
diversos, el hábitat natural de la prehistoria se ha sofisticado. Los
asentamientos urbanos o las poblaciones rurales actuales cuentan, en su
mayoría, con una organización que va desde la más simple hasta la complejidad de
las grandes urbes modernas, con edificios inteligentes, transportes
subterráneos y espacios que se antojan inverosímiles. La suma de espacio y
vivienda han permitido el crecimiento de la especie humana.
El hombre es capaz de adaptarse a casi cualquier medio ambiente,
razón por la cual la especie proliferó en prácticamente todos los ámbitos del
planeta. Encontraremos entonces grupos humanos en territorios inhóspitos como los
del Ártico; ahí las casas están construidas con madera, nieve, tierra, hierbas
y musgos para protegerse del frío y de los gélidos vientos. Se encuentran
parcialmente bajo tierra y se accede al interior por medio de un túnel. Este
sistema permite mantener el aire caliente dentro de la vivienda. El caso
contrario ocurre en los lugares en extremo cálidos, en donde las casas se
encuentran a la sombra y dejan pasar el viento por entre los carrizos o
ventanas, para mantener fresco el espacio. En los ambientes extremos hombres y
mujeres trabajan arduamente para obtener el sustento diario e intercambiar
productos con otras poblaciones mejor situadas.
En las zonas rurales las viviendas se distribuyen de manera tal,
que permitan protección entre sus habitantes. La comodidad y la seguridad van
de acuerdo con el desarrollo económico y político de estas poblaciones.
La situación se complica en las grandes zonas urbanas en donde la
riqueza se reparte de manera poco equitativa. En los grandes hábitats encontraremos,
en la misma metrópolis, pobreza extrema y riqueza exuberante. Servicios ultra
modernos y ausencia de ellos. De ahí que surgiera la iniciativa de buscar
fórmulas políticas, económicas y sociales que lleven a propulsar viviendas
dignas y entornos saludables.
En el Día Mundial del Hábitat se pretende crear consciencia sobre
la necesidad de espacios y vialidades bien gestionadas. Espacios públicos
seguros para las mujeres, niños, para personas con capacidades diferentes y de
la tercera edad.
Se promueven el diálogo y el debate entre autoridades y
representantes ciudadanos con la finalidad de encontrar soluciones para el
desarrollo sostenible en el ámbito del urbanismo y la vivienda digna.
Gran parte del índice de felicidad humana reside en el hábitat en
el que crece, se desarrolla y se reproduce. Cuidar el hogar, la colonia y la
ciudad, contribuye al bienestar propio y del resto de los ciudadanos.
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