Los disfraces y los juegos simbólicos nos permiten transformar la
fantasía en una “realidad”; en los niños, especialmente, jugar con disfraces
los lleva a creerse y a hacer creer a los demás que es otro distinto de sí
mismo, como apuntó Piaget.
Jugar es una conducta natural, observada en los bebés y en otros
cachorros mamíferos, que produce felicidad, divierte y gratifica
emocionalmente. Algunos investigadores han descrito complejas teorías acerca de
la función, los diferentes tipos, las implicaciones psicológicas y la
influencia de los juegos en el aprendizaje.
Nos interesa ahora algo más sencillo como lo son los disfraces para Halloween. El juego con
disfraces es simbólico puesto que por unos días o semanas, el niño echa a volar
la imaginación para decidir el personaje en el que se convertirá por unas
horas, cuando participe en la noche de brujas o en el festival escolar.
Cuando se trata de bebés o niños muy pequeños, es mamá la encargada
de elegir el disfraz. Pensará en el personaje ideal por sus características o
por su popularidad. Es claro que también
intervienen factores como el económico que lleva a usar el del año pasado o el
que le prestarán, aún así, la calabaza o la brujita representará lo que mamá
desearía para sí misma.
Cuando crece, la elección es más compleja, el niño va a elegir por
sí mismo el disfraz que contenga lo que él desearía ser, o cómo le gustaría que
lo vieran los demás. Un ser poderoso, intrépido, dulce, convencional, etc.
Simplemente debemos preguntarle por qué lo elije y obtendremos datos
interesantes.
Los niños se identifican con cierto tipo de personajes porque los
admiran y al tener la oportunidad de disfrazarse, en cierto modo, es como si
por unas horas pudieran ser como ellos, o tomar prestadas algunas de las
características que los hacen atractivos a los demás. Muchos desearían acceder
a esa fantasía y no salir jamás, pero lo más seguro es que en pocas horas el
disfraz les estorbará, o cambiarán de idea y por lo tanto de juego.
Iniciamos por darle la oportunidad de elegir y si el disfraz no es
muy conveniente, mamá podrá guiarlo. Las pinturas y los maquillajes son un
complemento que a la mayoría de los niños les encanta, sólo se debe vigilar que
no dañen la piel.
Los disfraces clásicos de princesas, hadas, brujitas, reinas,
vaqueros, príncipes, calabazas, espantapájaros y momias pueden tener un toque
especial con el maquillaje o el peinado. Para hacerlo más divertido pueden
enseñar al niño alguna canción relacionada con el disfraz e imitar la manera de
hablar o caminar del personaje.
Las tradiciones conservan su esencia y se enriquecen al incorporar
elementos llegados de otras culturas; en la actualidad, con el intercambio
informativo y la globalización, la festividad de Halloween se ha extendido y es
una oportunidad para disfrutar de momentos inolvidables.
Incluye a los niños en los preparativos y recibe el Halloween con
disfraces originales, dulces de calidad, linternas de calabaza y decoración
amigable con el ambiente.
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