viernes, 3 de julio de 2015

La importancia de la conservación del suelo

Los primeros agricultores y cuidadores de semillas jamás imaginaron que, en el futuro, el ser humano se planteara cómo cuidar el suelo. Un drástico cambio climático, consistente en un enfriamiento del planeta, obligó a los hombres a buscar la manera de producir alimentos, y hacia el año 8.500 a.C. se domesticó el cultivo de centeno en Turquía. A partir de ahí, comienzan a sembrar otro tipo de semillas y a cuidar de los cultivos. Con la agricultura surgió el comercio. Con el comercio el intercambio cultural y la humanidad sufrió una transformación.

La humanidad lleva entonces más de 10.000 años explotando el suelo, que es un cuerpo dinámico resultante de la transformación natural (sin participación humana) de las rocas y sedimentos, a través de procesos químicos, físicos y biológicos. El suelo o tierra es el componente principal del geo sistema y podemos considerarlo como nuestra fábrica de alimentos. Tan noble es, que ha soportado milenios de explotación para garantizar el alimento de todos los seres terrestres.

Sin embargo, una de las consecuencias del avance tecnológico ha llevado al deterioro del suelo. Fue Hugh Hammond Bennet, un reconocido hombre de ciencia, quién estudió a fondo las características de los diferentes tipos de suelos y trabajó incansable con la idea de lograr un aumento en la producción de alimentos, a través de la protección del suelo.

El día 7 de julio, de cada año, se hace homenaje a este científico estadounidense y se llevan a cabo jornadas de trabajo, en todo el mundo, con el objeto de proponer, evaluar e implementar acciones que lleven a preservar el elemento primordial en la producción agrícola y agropecuaria. Si no hay tierra fértil simplemente no hay alimentos.

Una de las acciones es la reforestación de los bosques para contrarrestar los efectos de la desertificación. Los árboles son los guardianes de la Tierra y contribuyen a la salud del suelo.

Pocas veces reflexionamos acerca de la conservación del suelo. Si vamos en carretera podemos observar miles de hectáreas sembradas y bosques, dando la impresión de que jamás se podrán terminar, sin embargo, el crecimiento desmedido de las ciudades desvían el agua para dar servicio a los habitantes. También se talan continuamente los bosques para expandir las zonas habitacionales y los complejos industriales. Poco a poco se daña la cubierta vegetal y los animales que ahí habitan mueren o migran. La baja rotación en los cultivos, la contaminación con fertilizantes y desechos, más todo lo anterior, han disminuido la fertilidad del suelo.

El Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes realiza periódicamente revisiones y lleva a cabo labores de reforestación, capacita y asesora a los agricultores, de esa manera se intenta recuperar espacios verdes, rehabilitar las zonas deterioradas y promover la cultura del cuidado permanente de nuestros ecosistemas.

Desde el corazón de tu hogar puedes colaborar sumándote al ideal de plantar un árbol, enseñar a tu pequeño la importancia de no tirar basura en ningún lugar y respetar a la naturaleza. Las pequeñas acciones se suman y el resultado será un planeta verde y fértil.




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