lunes, 16 de marzo de 2015

Di no a la contaminación del agua


Di no a la contaminación del agua desde tu hogar y enseña a tus pequeños a cuidarla. La mayor contaminación resulta de las actividades humanas. En el planeta Tierra todos los procesos de la naturaleza se encuentran relacionados entre sí y la contaminación antropogénica disminuye la calidad de vida en el planeta.

A los niños les causa tristeza imaginar un río de peces muertos, a consecuencia de las actividades de una gran fábrica, porque los pequeños aún conservan el vínculo primigenio con la naturaleza. Ellos son capaces de sentir empatía hacia todos los seres vivientes. Debido al proceso de socialización, poco a poco disminuye esa sensibilidad hacia la naturaleza y si agregamos que los niños aprenden mayormente por imitación, pronto repetirán las conductas que observen de otros y comenzarán a tirar basura, a dejar las llaves del lavabo abiertas y a maltratar a las plantas y a los animales.
No se puede negar el impulso destructivo que manifiesta la especie humana, con el pretexto de mejorar las condiciones de vida; una contradicción que lleva a reflexionar acerca de las estrategias para detener el retroceso, en aras del progreso. Por esas razones es necesario cambiar los hábitos que nos llevan a contaminar el agua.
Al ciudadano común escapa la posibilidad de combatir ciertos tipos de contaminación como los derrames de petróleo en el océano, las gigatoneladas de basura mundial vertidas en montañas, ríos, lagos y mares; las fugas de contaminantes químicos y otras calamidades. Sin embargo, las mamás ocupadas en buscar soluciones deben saber que, la acción conjunta, sí puede contribuir a contrarrestar la contaminación del agua.
Recuerda que los productos que son amigables con el ambiente también lo serán con tu piel y con tu organismo.
Iniciaremos desde el hogar empleando detergentes y suavizantes amigables con el ambiente y en la cantidad necesaria, la mayoría vienen con la tapa o taza dosificadora. Puedes incluir el vinagre y el bicarbonato de sodio a tus productos de limpieza, ya que pueden usarse tanto en el lavado de ropa como en la limpieza del hogar.
Evita verter aceites en el drenaje. Vacíalos en los desechos de la cocina.
Las cenizas volcánicas deben barrerse, guardarse en bolsas de plástico y depositarse en la basura; al combinarse con el agua del drenaje, se formarán piedras que a futuro obstaculizarán el paso del agua.
Usa en tu jardín fertilizantes naturales e insecticidas amigables con el ambiente. Si tienes patio, haz una pequeña jardinera para que el agua de lluvia o de limpieza permee a la tierra.
Deposita la basura en los lugares destinados a ello, en bolsas o cajas de cartón cerradas.
Explícale a tus pequeños que cuando las lluvias llegan, arrastran toda la basura acumulada. Estas enormes cantidades de botellas, papelitos de dulces, colillas de cigarros y todo lo demás imaginable, van a dar al drenaje y causan serios problemas hidráulicos en la ciudad. Una parte de la basura irá a dar a las purificadoras, pero otra se depositará en los ríos y arroyos, ya que la urbanización aún no alcanza a todos los asentamientos humanos.
La solución está en la colaboración de todos nosotros. El agua sana es vida y felicidad.


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