Que la lluvia es la tristeza y la felicidad el sol, es metafórico más
que científico, a pesar de que suena a verdad porque los seres humanos somos
intrínsecamente favorables a nuestro medio ambiente. Salvo un trastorno del
estado de ánimo, las emociones no son víctimas de las condiciones
meteorológicas. La lluvia puede ser culpable por asociación, pero no la causa.
En octubre de 2008, un grupo de investigadores europeos examinaron el
impacto de seis factores: tiempo-temperatura, el viento, la luz solar,
precipitación, presión de aire y la duración del día en más de 1.200
participantes procedentes de Alemania, la mayoría mujeres.
Al contrario de lo que podría pensarse, la conclusión central del
estudio fue que el efecto de un clima "bueno" en un estado de ánimo
positivo fue mínimo. Mientras que un fresco y oscuro día parecía tener un
ligero efecto negativo sobre el estado de ánimo, sobre todo generaba la
sensación de cansancio y debilidad.
Cuando nuestros ojos detectan la oscuridad, una pequeña glándula en el
cerebro llamada glándula pineal libera melatonina, la cual establece los ciclos
de sueño. Cuando se detecta la luz, disminuye la producción de melatonina y su
hermana hormonal más alegre, la serotonina, se hace cargo de promover la
vigilia y ayudar a levantar el ánimo.
Lo más recomendable es tomar ventaja de los días soleados; dejar las
computadoras y los juegos de interior, para salir y disfrutar del sol. Es en
estos momentos cuando puedes recargar tus baterías de serotonina y mantener
alto tu estado de ánimo.
Un día de lluvia potencialmente puede remojar tus planes y amortiguar
temporalmente tu estado de ánimo. Pero no olvides que lo mejor es disfrutar de
un día más a pesar de las lluvias.