lunes, 12 de octubre de 2015

En defensa de la vida




Cada especie posee características genéticas y morfológicas esenciales, y es capaz de producir descendencia fértil. Se encuentra adaptada a un medio ambiente en el cual obtiene la protección y la alimentación necesarias para garantizar la supervivencia de su especie.
Se distribuyen en poblaciones, esto significa que los organismos con afinidad reproductiva interactúan regularmente dentro de un tiempo y un espacio o hábitat definido. Cuando cambia la estructura del hábitat, ya sea por disturbios climáticos, erupciones volcánicas, deforestación, vertido de químicos, etc., se produce un desequilibrio y la población se ve amenazada. Algunas especies tienen la capacidad para emigrar en busca de un nuevo espacio, otras no tienen esa posibilidad y con el paso del tiempo disminuye su población hasta extinguirse. En 1966 se publicó la Primera Lista Roja de Especies Amenazadas.
La extinción significa el final de una línea evolutiva. Delibes de Castro comenta que los humanos deterioramos la biodiversidad mundial aunque de momento no conozcamos con precisión la amplitud del daño. Las cinco grandes extinciones masivas, dice el autor, ocurridas a lo largo de cientos de miles de años, no se equiparan a la rápida extinción actual y a futuro podrá considerarse como la más vertiginosa de la historia, debido al desbordado crecimiento de la especie humana y al consumo de recursos no renovables que se ha provocado.
Se estima que hemos sobrepasado el umbral de la capacidad de regeneración de la Tierra; por un lado se llevan a cabo acciones encaminadas a solucionar el problema y por otro los índices de deterioro apuntan a lo contrario.
Asociaciones gubernamentales y no gubernamentales, a lo largo del mundo, vigilan, alertan y sugieren estrategias encaminadas a la protección de la diversidad. Las diferentes especies animales y vegetales tienen un valor en sí mismas por el solo hecho de existir (Soule 1985), y son los humanos quienes tienen la capacidad para protegerlas.
El pesimismo desatado en los últimos tiempos no beneficia, pero se debe señalar la problemática que enfrentamos para desarrollar una consciencia ambientalista y cada individuo colabore activamente con las acciones que estén en sus manos.
Valora los derechos de otras especies a la existencia.
Se agradecido por el alimento, el aire y la belleza que abunda en la Tierra.
Infórmate y educa a tus hijos a cuidar los recursos como el agua, la electricidad, los combustibles.
Evita el consumo innecesario de bienes y servicios. Reutiliza, recicla y no contamines.
Supera el individualismo y colabora para optimizar los recursos de tu comunidad.
Reconoce la importancia y la interrelación que existe en cada una de las especies.
Disfruta de la naturaleza y mantenla intacta.
Respeta los espacios naturales.
No compres animales silvestres o alguna especie en peligro de extinción.
Trombulak (2004) dice que la meta es proteger y mantener tres aspectos importantes de la vida en la Tierra: la diversidad biológica, la integridad ecológica y la salud ecológica. Es posible vivir en plenitud y en un planeta saludable si todos colaboramos, evitemos estar alguna vez en la Lista Roja de Especies Amenazadas.

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