martes, 13 de octubre de 2015

La fiesta de Halloween





La fiesta de Halloween o de las brujas se ha transformado con el paso del tiempo convirtiéndose en una delicia para niños y grandes, que poco tiene que ver con los motivos del pasado.

Hace más de 3000 años, los Celtas, un pueblo asentado en la actual Irlanda, Inglaterra, Escocia, Francia y España celebraba el 31 de octubre el Samhain. Los Celtas creían que los espíritus de los muertos regresaban a la tierra en la noche del 31 de octubre. Se vestían con cabezas y pieles de animales para ahuyentarlos. Cuando fueron conquistados por los romanos incorporaron al Samhain la celebración a los muertos y a la diosa de las cosechas. Los católicos irlandeses, ya en el siglo XIX, añadieron a esa fecha la conmemoración a los santos que no contaban con un día especial, le llamaron fiesta de Todos los Santos, el día anterior o víspera recibió el nombre de Halloween.

El contenido mágico, considerado pagano, llegó a los Estados Unidos en 1846 y poco a poco se transformó en lo que ahora conocemos como el Halloween. También se introdujo en México logrando un delicioso sincretismo con la tradicional fiesta de los muertos, celebrada el 1 de noviembre. En la actualidad, calabazas, calaveritas de azúcar, altares de muertos, disfraces de calacas, brujas y espectros caminan de la mano en una fiesta popular que se realiza en las escuelas, las calles y los hogares. La muerte convive con la vida y de alguna manera se convierte en momentos de reflexión.

Las brujas tuvieron un atractivo especial para los antiguos, así mismo fueron perseguidas por considerarse seres del mal. El Papa Inocencio VIII, con la bula papal Summis desiderantis affectibus, en el año de 1484, inició la persecución, tortura y ejecución de las personas acusadas de practicar la brujería. Una de las más conocidas y famosas en la historia fue Juana de Arco.

En la actualidad la percepción cambió y las niñas son felices con los disfraces de brujas. Se acompañan de las calabazas ahuecadas, costumbre que deriva del antiguo farol llamado Jack-o-latern, que tiene su origen en el folklore irlandés del siglo XVIII. La leyenda cuenta que Jack fue un bebedor empedernido y el demonio intentó llevárselo al infierno. Jack logró engañar al diablo y cuando murió no pudo ir ni al cielo ni al infierno. Para iluminar su camino, puesto que caminaría entre la oscuridad hasta la llegada del juicio final, el diablo le regaló una brasa ardiente dentro de una especie de nabo ahuecado. Los inmigrantes irlandeses emplearon las calabazas ahuecadas por ser más grandes que los nabos, actualmente se usan como adornos o recipientes para recibir dulces y regalos. Con la pulpa de la calabaza se elaboran deliciosos postres.

Una fiesta que podrás organizar confeccionando disfraces divertidos o transformando los del año anterior. Involucra a los pequeños en la preparación de galletas y pasteles. Disfruta de las tradiciones que con el paso de los años se transforman y enriquecen. 

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