lunes, 6 de abril de 2015

La naturaleza nos da cápsulas de felicidad

El amor de mamá es un mágico bálsamo que repara cualquier raspón en la autoestima y previene los ataques de miedo y soledad. Sentir la textura de la Tierra, brincar bajo la lluvia, acariciar el lomo de un caballo, extender la mano para que se pose una mariposa, nos da felicidad y la dicha produce endorfinas y muchas más substancias relacionadas con la salud.

La especie humana no surgió dentro de una caja de hormigón y tanto el diseño de nuestra anatomía como el pasado evolutivo, requieren del contacto con el mundo natural para mantenerse en forma. En las ciudades y por el tipo de actividades que debemos desempeñar, nos vemos obligados a permanecer aislados de lo que es nuestro verdadero entorno.

Pueden pasar semanas sin que nuestros pies caminen sobre la tierra o sobre el pasto. En las escuelas se ahorran los jardines y en su lugar han diseñado patios cuyo piso es de cemento o concreto. En algún rincón les colocan un arenero y los árboles son un motivo ornamental al que no pueden acercarse. En las casas, los padres acondicionan un cuarto de juegos y en su mayoría son juguetes de plástico.

Crecen tan alejados de la naturaleza que como actividad, en todas las escuelas, está el sembrar un frijol en un algodón húmedo, para que los niños se maravillen al verlo germinar.

Volver los ojos a la naturaleza no debe ser un día al año, cuando se le festeja, sino un ejercicio cotidiano, porque el amor al medio ambiente natural se convierte en cápsulas de felicidad y se traduce en armonía emocional y física para todos nosotros.

Nos ocupamos de la salud y del bienestar, nos ocupamos de apoyar a la nueva generación de mamás interesadas en una vida plena, de ahí las reflexiones y las sugerencias.

No renuncies a tu vida. Involucra a tus pequeños en aquellas actividades que te hacen feliz y dentro de ellas incluye cápsulas verdes, como los paseos al aire libre, el diseño de un espacio en tu casa para un huerto con hierbas aromáticas, o un pasillo con flores. Explícales a los pequeños que además de las actividades compartidas , hay otras exclusivas para mamá.

Iníciate en el camino de la superación personal. Como mamá, apoyar el desarrollo de tus hijos es una labor importantísima, tanto como lo es tu propio camino de superación. Destina un horario a estudiar, practicar un deporte, leer, escuchar música o todo aquello que te hace sentir mejor persona. Ser mujer y ser mamá no están separados, todo lo contrario, se complementan y enriquecen.

No tengas miedo. La crianza es sencilla cuando la llevas a cabo con amor, atención y respeto. La paciencia es esencial, no lo olvides, encontrarás la paz y el equilibrio necesario si te acercas a la naturaleza. Si no tienes el tiempo puedes conseguir música relajante con los sonidos del campo, el mar, o el canto de las ballenas.

Recuerda que la naturaleza nos da cápsulas de felicidad, enséñale a tus hijos a obtenerlas y tú, busca en ella la paz y la fuerza necesaria para lograr una vida plena.



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