viernes, 26 de junio de 2015

El 28 de Junio celebramos el Día Mundial del Árbol

El Día del Árbol se celebra en México desde el año de 1959, por decreto presidencial, bajo el gobierno del entonces presidente Adolfo López Mateos. Más tarde, en 1969, se acordó, dentro del Congreso Forestal Mundial, realizado en la ciudad de Roma, instituir el Día Mundial del Árbol y se conmemora el 28 de junio.

La historia del hombre y la de los árboles es inseparable. En la antigüedad, los aldeanos se reunían bajo la sombra del árbol más antiguo para hablar de asuntos importantes. También árboles han sido testigos de acontecimientos históricos o míticos, son nuestros aliados en la colosal empresa que nos hemos propuesto para mejorar la Tierra, la crisis del agua, contrarrestar el calentamiento global, mantener la biodiversidad, proveer de materias primas invaluables, purificar el aire, proteger del viento y embellecer nuestro entorno.

Como homenaje a ellos recordaremos algunos testigos de acontecimientos históricos.

El Sargento es un imponente ahuehuete o sabino plantado en el bosque de Chapultepec por Nezahualcóyotl, un famoso dirigente, poeta y arquitecto mexica. La leyenda cuenta que fue por iniciativa del emperador Moctezuma. Hacia 1847, los cadetes del Colegio Militar lo bautizaron con ese nombre. Tiene una circunferencia de 3.98 metros, llegó a medir más de 15 metros de altura y su edad se aproxima a los 700 años.

El Árbol de la Noche Triste. Un ahuehuete cuyo tronco tiene un diámetro de 5.5 metros y su edad se aproxima a los 600 años. La leyenda cuenta que dio sombra y escuchó el llanto del conquistador español Hernán Cortés, en 1520, luego de ser derrotado por los mexicas. Se encuentra en Tacuba al oriente del Distrito Federal.

El Árbol de Santa María del Tule es el ahuehuete más notable del Estado de Oaxaca y quizás el más famoso y visitado. Su tronco tiene una circunferencia de 45 metros y puede ser rodeado por 30 personas adultas tomadas de las manos. Su edad sobrepasa los 2000 años y su altura es mayor a los 40 metros. Espectacular por su belleza y su longevidad.

El Árbol de la Cruz, un huizache ubicado en el convento de La Cruz en Querétaro, está cubierto por espinas muy peculiares en forma de cruz. La leyenda cuenta que el evangelizador Antonio Marfil de la Cruz olvidó su bastón y este, con el paso del tiempo, echó raíces convirtiéndose en el singular árbol en el que se rindieron, años después, los últimos indígenas que se resistían a doblegarse a los españoles.

El Árbol Sagrado llaman al ahuehuete de 230 años de edad, 4 metros diámetro y más de 35 metros de altura. A sus pies nace un manantial que refresca a los peregrinos que se dirigen al santuario de Chalma. Es costumbre que bajo su sombra bailen los fervorosos caminantes con coronas de flores en la cabeza. De ahí nace el dicho de: “ni yendo a bailar a Chalma”.
La lista de árboles notables o históricos es extensa y el mensaje para los niños es que plantar o cuidar un árbol llena de felicidad, además de contribuir a un planeta sano y feliz.

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