Mamá es capaz de hacer realidad los deseos, es súper poderosa porque nunca se cansa, la más bonita de todas, nunca tiene miedo y aleja a los monstruos cuando se esconden bajo la cama. Mamá prepara el mejor espagueti y tiene el remedio efectivo para la fiebre. Mamá puede abrazar cada día al planeta entero y sus pequeños quieren ser como ella.
En el día dedicado al reconocimiento de la labor que realizan las madres de familia, deseamos comentar algunas de las transformaciones que la mujer ha sufrido, en los últimos cincuenta años, y se relacionan con el ejercicio de la maternidad.
En definitiva, la educación de un niño inicia en la generación anterior, cuando su madre fue educada e internalizó valores y enseñanzas. Al convertirse en mamá, aplicará lo aprendido, quizás con algunos cambios, pero básicamente la crianza se basa en la repetición de patrones.
Aquí surge ya la necesidad de establecer la diferencia entre crianza y educación, conceptos erróneamente usados como sinónimos. La crianza es una manera de preservar la vida de los hijos, el sano crecimiento físico y emocional. En ello se incluyen la enseñanza de normas, valores, creencias y reglas de conducta, definidas por la familia a la cual pertenecen y transmitidas de madre a hija.
Es claro que mamá le enseñará a su hijo de la misma manera en que ella fue educada. A comer, a saludar, a vestirse, a festejar el Día de las Madres, a expresar sus emociones, el cuidado al medio ambiente, etc., con algunas pequeñas variantes que usualmente responden al argumento de no querer repetir en sus hijos, los errores de sus padres. Entonces, la crianza es y debe recaer en mamá y papá. Ellos desarrollarán en los hijos las habilidades y valores básicos para alcanzar una vida plena.
La educación es un complemento en el cual intervienen profesionales y su tarea consiste en introducir a los educandos al conocimiento. Se incluye también la enseñanza de valores cívicos y las normas sociales, pero jamás en la escuela podrán suplir las funciones de la crianza.
En la mayoría de las familias, mamá es la que ejerce mayor influencia en los hijos y la crianza se vuelve esencial. El apoyo de papá es invaluable, necesario, pero tradicionalmente han sido las mujeres las encargadas de los hijos.
Durante la infancia, mamá se convierte en la súper poderosa ante los ojos del niño, en consecuencia, el pequeño la imitará y buscará ser como ella. Un viejo adagio cita que son los hijos quienes educan a los padres, tiene mucho de razón, porque mamá supera sus miedos, traspasa sus límites, para darle un buen ejemplo a su niño.
La crianza con amor y dedicación, se convierte en un medio de superación personal en el que juntos, padres e hijos, disfrutarán la maravillosa aventura de vivir.
Cuando el niño deja de serlo y entra en la pubertad, iniciará el camino de la independencia y los aspectos fundamentales de la crianza habrán cristalizado. Los acompañará el amor, los valores, las experiencias y todo aquello que se les brindó durante la infancia.
El papel materno se ha transformado, ahora es más importante de lo que fue en tiempos pasados, puesto que los retos sociales y ecológicos implican un mayor acercamiento a los hijos. Mamá, crianza, valores éticos y amor, podrán transformar al mundo.
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