Si estás entrenando a tu pequeño para que vaya al baño, no sólo debes de fijar la atención en que haya buena comunicación y buena determinación para lograrlo. Muchas veces suelen surgir situaciones como contrariedad de parte de tu hijo (haciendo lo opuesto a lo que se le pide), lo cual puede llevarte a la frustración, por lo que debes de tener mucha paciencia en este proceso.
Puedes facilitar el proceso, dejando de lado la presión, como por ejemplo hablando menos de lo que sucede, dejando que escoja cuando utilizar ropa interior, o dejándolo(a) que pegue calcomanías en su pizarrón de avances para dejar el pañal y elogiándolo(a) cuando lo haga bien.
Es necesario que estés consciente de que tu niño(a) puede retroceder en su progreso con actitudes como no querer usar ropa interior. Si a tu niño(a) le gusta discutir o excusarse para ir al baño, debes evitar engancharte con sus actitudes y la forma en que puedes evitarlo es no participando en sus discusiones, y de esta forma perderá interés en el juego o discusiones.
Otra forma de evitar sus argumentos y negociar mediante reglas sencillas puede ser que le digas que no hay cuentos para dormir si no hay primero visita al baño ó pegarle una estrellita en la frente y darle un gran abrazo por cada sesión exitosa en el baño, es importante que no hagas excepciones al realizar esto. También puedes hablar con tu hijo(a) acerca de cómo funciona su cuerpo, haciéndole énfasis en sus avances en cuanto a dejar el pañal, y recordándole lo libre e independiente que se sentirá una vez que no use pañales.
El miedo y ansiedad por ir al baño, son otro problema que pueden enfrentar durante este proceso. Por ejemplo, un niño que no tenga problema al sentarse en el inodoro de entrenamiento, puede experimentar ansiedad al sentarse en un inodoro para adultos, ya que puede imaginarse monstruos que salen del inodoro para sujetarlo o que al jalarle al baño pueda pasarle algo como que lo succione, etc. Aunque sean inodoros pequeños y de entrenamiento les puede generar ansiedad, ya que les preocupa sentarse sobre algo vacío o hacer popó dentro.
Si tu niño(a) se resiste a ir al baño, o se muestra miedoso(a) o ansioso(a) durante el uso de éste, trata de mantenerte a su lado mientras supera sus miedos. Mientras se acostumbra a esta rutina, puedes ayudarlo(a) jalando la cadena, o diciéndole que ayude a cortar los cuadros de papel de baño, dejando que acompañe a otros miembros de la familia al baño y así ver que no existen razones por las cuales asustarse al jalarle o hacer del baño.
Las habilidades verbales incrementadas de los niños pequeños hacen que sea más fácil hablar acerca de sus inquietudes respecto ir al baño, pero debido a que los niños aún tienen un vocabulario y comprensión limitado, debes saber escuchar con atención y observar para deducir cual es la naturaleza del problema.
Una vez que hagas eso, no le restes importancia a sus argumentos diciéndole cosas como: “Eso es tonto” o “No hay bruja en el baño”, situaciones que sólo lo harán creer que no le pones atención. En vez de eso, tómate tu tiempo para trabajar el miedo o angustia con el/ella y explicándole como un monstruo no podría caber en el baño o con una muñeca recreando que va al baño y hace popó, mientras que al mismo tiempo le dices palabras que aumenten su confianza en este proceso.
Afortunadamente, el instinto natural de tu niño por desarrollarse y crecer, lo llevará a través de las etapas más difíciles de ir al baño sin necesidad de grandes esfuerzos de tu parte. Durante el crecimiento de tu niño(a), cuando sienta la presión natural y sus ambiciones por crecer aumenten, el entrenamiento, se convertirá poco a poco en un asunto que te implique guiar a tu niño(a), y significará que te mantengas a un lado para que tu niño(a) se dirija a sí mismo. Si no magnificas los posibles problemas que puedan surgir, te darás cuenta que estos desaparecerán poco a poco y tu niño(a) estará en el camino de dejar el pañal de nuevo.