Observa la maravillosa sonrisa de tu bebé cuando está dormido.
Querrás hacerlo reír cuando despierte pero tu recién nacido no responderá. Se
debe a que las primeras sonrisas responden a un movimiento espontáneo de los
labios. Este reflejo automático nos da alegría y las abuelas dicen que se debe
a que el bebé sueña con angelitos. De ahí el nombre de “sonrisa angelical”.
También puede distinguirse en las modernas ecografías en 3D, cuando se tiene la
suerte de captar al bebé en ese preciso momento.
Al paso de los días, hacia la tercera o cuarta semana, las
sonrisas se provocan al acariciar sus mejillas. A partir de la quinta semana el
bebé comenzará a responder de manera consciente imitando la sonrisa de papá y
mamá. Lo hará cuando se le tome en brazos, se le hagan cariñitos y al sentirse
satisfecho después del baño o de comer.
A partir de ahí se le considera una sonrisa social selectiva,
puesto que responderá a las personas cercanas y con quienes ha establecido un
vínculo afectivo positivo. Esto significa que el desarrollo social del bebé ha
comenzado.
Después de los tres meses de edad reirá en voz alta. Le harán
gracia muchas cosas: ver reír a los demás, los objetos en movimiento o las
mascotas. Responderá con risas a los rostros que le sean agradables, sin
importar si son extraños o conocidos.
Ya en el quinto mes reirá con las personas conocidas y empezará a
llorar ante los extraños. Serán las primeras manifestaciones emocionales de
agrado y desagrado. De sensación de seguridad y miedo. Mostrará su felicidad
cuando llega papá del trabajo y llorará cuando salga por la puerta. Se podrá
distinguir la sonrisa de la risa, como medidas de intensidad de la emoción. De
la misma manera el llanto y los sollozos desconsolados indicarán desde el
desagrado hasta el dolor o la desesperación. En este punto, el desarrollo
social se suma a la expresión de las emociones.
La risa produce estados de bienestar. Al reír, el cerebro emite
una orden para la liberación de endorfinas, substancias que estimulan el estado
de felicidad y alejan la tristeza. Si papá y mamá sonríen la mayor parte del
tiempo, el bebé los imitará, porque imitar es una poderosa herramienta de
aprendizaje.
Si el bebé ríe, también lo harán los demás ingresando todos en una
dinámica de salud emocional. El efecto psicológico de la sonrisa combate el
estrés, influye en el sistema inmunológico, incrementa la autoestima, disminuye
la timidez, combate el miedo y es el mejor regalo.
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