Ciertas funciones mentales, como la memoria, tienen una aparición desde temprana edad. La
memoria se conforma de recuerdos y, en especial, de emociones. Recordamos mejor
aquello que nos genera alegría, bienestar o diversión, es por ello que a través
de diferentes juegos o actividades se puede potenciar la capacidad de atención
de los niños, así como la memoria y el aprendizaje. Te compartimos 4 juegos
para estimular la memoria de tus hijos:
1. Memorizar canciones. Desde bebés, los padres cantan a sus hijos numerosas
composiciones. Una y otra vez, les repiten canciones que los niños aprenden. Se
puede aprovechar esta técnica para inventar estrofas con el contenido que se quiere
que los pequeños memoricen. Al principio, se puede empezar con temas sencillos
para recordar la dirección de casa o el número de teléfono de los padres, que
los niños podrán utilizar en caso de emergencia. Cuando crecen, se puede ayudar
a los hijos a memorizar cuestiones básicas de estudio, como el alfabeto o las
tablas de multiplicar.
2. Repetición de palabras. Los niños memorizan, sobre todo, por repetición. Cuando
dicen, escuchan o hacen algo varias veces, lo aprenden. Si se quiere que
recuerden algo en especial, es apropiado repetírselo y animarles a ello; puede
ser el camino hasta casa, las reglas de un juego o el uso de los cubiertos al
comer.
3. Juguetes que suenan. Para los más pequeños, son adecuados los juguetes que
emiten sonidos. Se puede animar a los niños a memorizar qué sonido escuchan al
pulsar una determinada parte de un juguete o muñeco (una mano, la barriga, la
nariz) y estimularles a que reproduzcan cada ruido.
4. Esconder objetos. Puedes esconder un juguete atractivo debajo de un cojín
o sofá y pedir al niño que empiece a buscarlo cuando suene la campana. Mientras
lo encuentra, intenta distraer al niño con juegos y conversaciones. Comprobarás
cómo el niño interrumpe el juego o la charla para hablar del juguete y señalar
donde está escondido. Otra forma es colocar
tres objetos en el suelo y cúbrelos cada uno con un paño. Pregúntale a tu peque
qué hay debajo de cada trapo antes de levantarlo. Si aún habla poco, nombra el
objeto que debe buscar y comprueba si es correcto.
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