La infancia en la Tierra es un tema apasionante, porque en el presente, es fácil olvidar que formamos parte de la biodiversidad y los niños crecen ajenos a lo que ocurre en el cielo, en el mar, en los bosques o en los desiertos. Colorean dibujos de animales, de plantas, pero ignoran cuál es su función.
En muchos niños, la infancia se reduce a la fantasía proyectada en los dibujos animados y en los juegos virtuales. La tecnología debe ser un medio y no un fin, porque jamás podrá suplir la riqueza de la experiencia directa con el mundo natural.
La biodiversidad se refiere a la variedad de formas de vida que se desarrollan en un ambiente natural. Esta variedad abarca a todas las especies de plantas, animales, microorganismos y su material genético.
La Tierra es un macro organismo que a su vez contiene todas las formas de vida. Cada especie cumple una determinada función y afecta al resto de las especies. Dos especies no pueden ocupar el mismo nicho ecológico, pero pueden producirse superposiciones. Mientras más especies convivan en una comunidad, mayor será la superposición de nichos ecológicos. De ahí que la extinción de una especie, no produce diferencias respecto al conjunto, puesto que otra especie se ocupa de esas funciones, pero si la extinción sobrepasa el límite necesario para mantener el equilibrio, significará una menor regulación del sistema.
Con el tiempo, los fenómenos naturales han afectado ecosistemas estables y algunas especies sufren pérdidas periódicas, pero tienen la capacidad de recuperarse paulatinamente. Sin embargo, el hombre, al manipular el medio ambiente natural, ha destruido una enorme cantidad de especies y ha roto el equilibrio haciendo imposible la recuperación. Ati Quigua, líder indígena Arhuaca, la primera mujer indígena en el senado de Colombia, hace un llamado a la comunidad humana y señala que con cada semilla que se extingue, desaparecen treinta especies animales.
La comunidad de seres vivientes comienza a perder diversidad y las reducidas especies sobrevivientes, tienen serias dificultades en adaptarse al nuevo medio perturbado, perdiendo la capacidad de autorregularse.
Pongamos el ejemplo de un partido de futbol. Si uno de los equipos pierde tres jugadores, al resto les será muy complicado suplir las funciones de los expulsados. Al paso de los minutos comenzarán a desorganizarse, a cansarse y a lesionarse. Supongamos que el árbitro echa al portero contrario y a uno de los jueces de línea, la multitud gritaría que eso ya no es un partido de futbol. Si además es la final de la liga de campeones, se desatará un desastre.
La especie humana, por su capacidad para adaptarse, transformar y crear una cultura, es la guardiana de la Tierra. Los niños deben aprender cómo mantener la biodiversidad, por ser el elemento más importante en la autorregulación de los ecosistemas y la garantía de que la Tierra continuará siendo habitable.
Vivir la infancia en la Tierra y no en los planetas alternativos creados en los medios electrónicos, los llevará a ser: profundamente humanos.
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