La comida
mexicana fue declarada patrimonio inmaterial de la humanidad, por la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el
año 2010. Entre la variedad de platillos de las diferentes regiones de México
se encuentran los guisos y postres navideños, elaborados con productos regionales
orgánicos.
La comida sana
es aquella que combina de manera exquisita ingredientes nutritivos de la
temporada, y si además cuidamos de no generar desperdicios, empleamos productos
amigables con el medio ambiente al limpiar, lavar y refrigerar, estaremos
contribuyendo con la salud del planeta.
Conservar las
tradiciones dentro de un estilo de vida que promueve el desarrollo sustentable,
dando preferencia a los cultivos regionales, permite el desarrollo local y
lograr delicias culinarias como la ensalada navideña. Un platillo tradicional
en los hogares mexicanos. Los elementos de la receta básica son: betabel,
jícama, tejocote, guayaba, lima, naranja, cacahuates y colación, aderezados con
jugo de naranja. El primer registro de esta receta se remite al año de 1831, en
el libro de cocina El Cocinero Mexicano.
El ponche
navideño se originó en la época de la Colonia. El deleite invernal combina
tamarindo, guayaba, tejocote, membrillo, manzana, ciruela pasa, rajitas de
caña, canela, flor de Jamaica, jugo de naranja, piloncillo y agua. Se sirve
caliente en jarritos de barro. Además de ser rico en vitamina C, eleva la
temperatura corporal y el buen humor alegrando las reuniones decembrinas.
El champurrado
es una bebida de origen prehispánico ideal para acompañar los tradicionales
tamales o el postre. Se elabora con agua, chocolate, piloncillo y masa de maíz.
La comida
contiene, además de los ingredientes, un lenguaje que transmite los valores
culturales. El colorido, la combinación de las especias, los aromas, los
tiempos de cocción y su presentación en la mesa, muestran la dedicación y la
entrega de quienes los preparan. Cada platillo contiene una historia. Así
sucede con los romeritos, uno de los guisos favoritos de los mexicas del
antiguo México. Se sirve en Navidades y en la Semana Santa, logrando la sutil
combinación de los romeritos (un quelite que crece en la milpa), con el espléndido
gusto de las tortitas de camarón seco, papa y nopales, en una tradicional salsa
de mole.
El pavo o
guajolote en adobo y relleno con carne de cerdo molida, o también el preparado
con especias, se presentan en las mesas navideñas acompañado con puré de
manzana o papa.
No pueden
faltar los platones de Talavera Poblana para presentar los guisos navideños,
una cerámica de gran belleza por su colorido y la elegancia en sus diseños, que
desde el 1650 se dio a conocer en el México Colonial.
Cada región
aporta su sazón propio y eso hace que los valores culturales, reflejados en la
comida sean el resultado de años de historia y trabajo de agricultores,
ganaderos, piscicultores, cocineros y amas de casa. En la actualidad, la
eco-gastronomía se presenta como el arte de cocinar y comer sano eligiendo
productos orgánicos. El arte en la cocina puede con facilidad incluir las
acciones que protejan el medio ambiente y la salud de la familia.
Conservar las
tradiciones dentro de un estilo de vida que promueve el desarrollo sustentable,
dando preferencia a los cultivos regionales, es sencillo.
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