Un Árbol de Navidad contiene símbolos de profundo significado. Lo colocamos
y adornamos con ilusión en cuanto inicia el mes de diciembre y les invitamos a
explicar a los niños lo que representa.
En la antigüedad consideraban que el árbol era capaz de conectar el cielo
con el inframundo y lo vincularon con lo sagrado. El Árbol de la Vida, El Árbol
del Conocimiento, El Árbol Cósmico surgieron como emblemas representativos de
la creación. Encontramos el árbol como figura central en rituales, como símbolo
de religiones, países, mitologías y leyendas. La genealogía o linaje también se
describe por medio de un árbol. No es extraño entonces que un árbol presida un
acontecimiento importante como lo es la Navidad, el punto de partida para una
creencia arraigada en el mundo occidental.
El Árbol de Navidad, tal y como lo conocemos, es el resultado de cientos de
años de acontecimientos que iniciaron cuando los primeros cristianos llegaron
al norte de Europa, y se encontraron con la celebración del nacimiento de Frey,
dios de la lluvia, del Sol naciente y la fertilidad, en una fecha próxima a la
Navidad cristiana. Los pobladores adornaban un árbol perenne considerado
sagrado y colocaban ofrendas a su alrededor. Cuenta la leyenda que San
Bonifacio cortó ese árbol y en su lugar plantó un pino que, por ser de hojas
perennes, simbolizaba el infinito y constante amor de Dios hacia sus criaturas
y su forma triangular remitía al misterio de la Trinidad.
En un principio lo adornaron con manzanas representando el pecado original,
y con velas como la luz de Jesucristo para el mundo. En 1605, en Alemania, se
recupera la tradición del Árbol de Navidad y de ahí se difunde al resto de
Europa.
Las actuales esferas y adornos son la versión moderna de las iniciales
manzanas y las series de foquitos ocupan el lugar de las velas. Se coloca una
estrella en la punta del árbol
recordando aquella brillante estrella que guió a los tres Reyes Magos en su
camino hacia Belén.
Con el paso del tiempo, y según la región, se agregaron ornamentos que
acompañan al árbol navideño como las campanas, usualmente colgadas en las
puertas o ventanas, representando la alegría por el nacimiento de Jesús y que
antiguamente se creía, alejaban a los malos espíritus. Las coronas de navidad
tuvieron su origen en Alemania y representan la vida eterna; tradicionalmente
se adornan con esferas, piñas, flores de navidad y grandes lazos. Se colocan en
la puerta principal y cuando se usan como centro de mesa suelen incluir velas
en colores rojo y verde, los tonos representativos de la navidad.
No pueden faltar los ángeles, ya sea en lugar de la estrella, o en los
adornos que acompañan al árbol navideño. Significan la bondad y el amor, además
de ser los mediadores entre el cielo y la tierra.
Al igual que en la antigüedad, el árbol se convierte en un símbolo de unión
puesto que durante el mes de diciembre las familias se reúnen en torno a él,
colocan ofrendas o regalos a sus pies, y reviven en sus corazones la fe y la
esperanza para un año venidero colmado de alegrías y prosperidad. Brindis,
cantos, abrazos, rezos y bailes.
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